A lo largo de la historia, algunos libros han cambiado el mundo. Han transformado la manera en que nos vemos a nosotros mismos y a los demás. Han inspirado el debate, la discordia, la guerra y la revolución. Han iluminado, indignado, provocado y consolado. Han enriquecido vidas, y también las han destruido. Taurus publica las obras de los grandes pensadores, pioneros, radicales y visionarios cuyas ideas sacudieron la civilización y nos impulsaron a ser quienes somos.El decisivo tratado de Adam Smith sobre el mercado libre allanó el camino al capitalismo moderno argumentando que la competencia es el motor de una sociedad productiva y que el interés propio en última instancia logrará enriquecer a toda la comunidad, como si de una «mano invisible» se tratara.
Publicado en 1966, la obra de Barrington Moore se sitúa en el contexto de la Guerra Fría y el estudio de la política comparada. Su tesis central sostiene que las trayectorias políticas de los países dependen de sus estructuras sociales y económicas. Moore analiza tres modelos de desarrollo: el capitalismo democrático, el feudalismo y el comunismo, a través de estudios de casos en Inglaterra, Francia, Estados Unidos y Asia. La obra se estructura en varios capítulos que abordan la relación entre clase social y régimen político. Su relevancia radica en ofrecer un marco teórico para entender la evolución política y social, influyendo en el pensamiento político contemporáneo.
En 1997 se publicó el libro negro del comunismo (la española fue la primera traducción del mundo), un título que se convirtió en un best seller mundial, con traducciones a veinticinco idiomas. Desaparecido de las librerías españolas desde hace tiempo, vuelve ahora este clásico contemporáneo, cuya vigencia ha quedado demostrada por la actualidad política. Esta edición, con vocación de definitiva, ha llevado a cabo una exhaustiva revisión del texto, corrigiendo errores y erratas, una mejorada versión de la cartografía y un prólogo del coordinada de la obra que hace balance de veinticinco años de vida de un libro que asombró al mundo y cuya vigencia no ha decaído un ápice. En palabras de Courtois: «la masa de información proporcionada por este libro en 1997 no solo no ha sido desmentida, sino que, por el contrario, se ha confirmado continuamente por el trabajo de historiadores de todo el mundo».
Publicada en 1899, la obra de Félix Sardà surge en un contexto de creciente liberalismo en Europa y América Latina. Sardà critica la ideología liberal, argumentando que promueve la decadencia moral y social. Su tesis central sostiene que el liberalismo es incompatible con la verdadera fe católica y la moral cristiana. La estructura del texto combina análisis histórico, filosófico y teológico, abordando temas como la libertad, la propiedad y la justicia social. La relevancia de la obra radica en su defensa del catolicismo frente a las corrientes liberales, influyendo en el pensamiento conservador de la época.
Escrita en pocos días y concebida como una crítica a la política expansionista de Napoleón, Del espíritu de conquista y de la usurpación se ha convertido en un clásico del pensamiento político contemporáneo. Sus páginas recogen el núcleo central de las preocupaciones anteriores de Constant y adelantan las reflexiones que cimentarán su fama como pensador político liberal en los años de la Restauración en Francia. El recurso a la guerra y a la conquista, en una época donde predomina el comercio y el deseo de disfrutar de los derechos y libertades individuales, es, para el autor, un anacronismo histórico de graves consecuencias no sólo para los pueblos sojuzgados sino también para la propia nación agresora, que ve destruidos sus valores morales y su libertad política. En lugar del gobierno legítimo aparece entonces una nueva clase de despotismo, el que se ejerce en nombre de todos y obliga a todos a manifestar su consentimiento. El análisis lúcido y certero de Constant de este «despotismo moderno» contiene ya algunos rasgos de lo que el siglo XX conocerá como «totalitarismo». «Los conquistadores de nuestros días, pueblos o príncipes, quieren que su imperio no presente sino una superficie lisa, sobre la que el ojo soberbio del poder se pasee, sin tropezar con desigualdad alguna que le hiera o limite su vista. El mismo código, las mismas medidas, los mismos reglamentos y, si es posible llegar a ello, gradualmente la misma lengua; he aquí lo que se ensalza como perfección de toda organización social.»
Elaborar una historia y una teoría de las relaciones de poder en las sociedades humanas es el empeño que Michael Mann afronta en Las fuentes del poder social. El principal instrumento de que se vale para ello es una forma original de contemplarlas, distinta de los modelos predominantes en los escritos sociológicos e históricos. El autor parte de la premisa de que «las sociedades están constituidas por múltiples redes socioespaciales de poder que se superponen e intersectan». Dentro de estas redes, destacan cuatro -las que Mann denomina «las cuatro fuentes del poder social»-: las relaciones ideológicas, económicas, militares y políticas, que interactúan socialmente a modo de planos superpuestos y que, al ser «organizaciones, medios institucionales para alcanzar objetivos humanos», tienen la ventaja de depender sólo de los medios de organización que posea cada una para alcanzar esos objetivos. Fundamentarse en las interrelaciones entre estas cuatro fuentes permite al autor adoptar una metodología distintiva que apunta directamente a la cuestión más básica y huidiza de la teoría sociológica de los dos últimos siglos: la primacía final. Este segundo volumen de la serie trata el período de formación de las clases sociales y los Estados modernos, desde 1760 hasta las vísperas de la Primera Guerra Mundial.