Cada año que pasa aumenta la cantidad y variedad de recursos minerales que se extraen. Todas las tecnologías requieren grandes cantidades de materias primas, algunas de ellas muy escasas. En un planeta con recursos limitados, ¿habrá suficiente para satisfacer la demanda de la población mundial? Estudiar las consecuencias del consumo desmesurado de recursos desde la geología, la minería y la termodinámica, es clave para tratar de evitar que Gaia se acabe convirtiendo en Thanatia, un planeta esquilmado en recursos.
Al defender el mercado no he tomado el camino relativamente fácil de criticar a los socialistas «de izquierdas» que anhelan la llegada de una utopía colectivista. En lugar de ello he elegido como principal contraste a aquellos católicos «de derechas» que ven con suspicacia la sociedad de mercado. No se trata de socialistas ni de colectivistas, sino de personas fieles a la Iglesia que rechazan la empresa libre y están a favor de una amplia intervención en el mercado. Suelen estar a favor de dicha intervención porque creen que las enseñanzas de la Iglesia la requieren. Como católico ortodoxo, siento una gran simpatía por esas personas, y he formulado mi argumento teniendo en cuenta sus preocupaciones. Mientras elaboro lo que considero un argumento abrumador a favor de la economía de mercado, no cuestionaré tanto la posición doctrinal de esos católicos como su aplicación práctica en la economía, que es a menudo notablemente deficiente. Al adoptar ese punto de vista espero desarrollar un sólido argumento a favor de la economía de mercado, aclarar malentendidos habituales y conseguir en último extremo que tanto los seglares como los religiosos estén mejor informados respecto a los asuntos económicos.
Probablemente esto es lo que responderían de manera tajante Francisco de Vitoria, Francisco Suárez, Luis de Molina, Juan de Mariana y otros escolásticos hispanos de la conocida como Escuela de Salamanca, ante la etiqueta que insistentemente desde algunos sectores del liberalismo se empeñan en colocarles. La consigna ha sido tantas veces repetida y durante tanto tiempo en lo que ha sido una intensa campaña de propaganda, que parece ya haber tomado carta de naturaleza en el acervo cultural común. Sin embargo, como en todos los mitos, es tan grande como quimérico y débil. En esta obra se desmonta la sustentación austríaca de ver en Salamanca su origen, de la manos de su principal promotor actual: Jesús Huerta de Soto. Se adapta al ruidoso gigante detrás del cual se esconde realmente un edificio de aire y paja lleno de errores, tergiversaciones y falsedades.
Un clásico indispensable para entender la historia de Europa y la formación de las identidades nacionales.«Un libro magistral sobre un tema esencial: la formación de los sentimientos y las preocupaciones nacionales en la historia».Juan Pablo Fusi ¿Cómo se construye una nación? Este revolucionario estudio de Eugen Weber, publicado originalmente en 1976 pero nunca traducido al español hasta ahora, ofrece una iluminadora respuesta a esa pregunta a través del caso de Francia, considerado el ejemplo más acabado de identidad nacional perdurable a lo largo del tiempo. Weber demuestra que, cien años después de la Revolución, millones de campesinos, que conformaban más de la mitad de la población, seguían llevando las mismas vidas que sus antepasados, con un contacto limitado y superficial con el resto del país.A partir de los hechos pequeños, de los detalles de las vidas de la gente (el choque lingüístico entre el francés y los diversos patois, las fiestas populares, el papel de la música, la lectura y la prensa, los usos de cama de los jóvenes...), Weber da forma a una obra monumental y viva que revolucionó la historia social y de los nacionalismos. Describe de forma amena, documentada y provocadora cómo en Francia tuvo lugar una auténtica crisis civilizatoria a finales del siglo XIX, a medida que las ideas y las costumbres tradicionales iban sucumbiendo ante las fuerzas de la modernización. El ferrocarril y las carreteras fueron factores decisivos, al acercar regiones hasta entonces lejanas e inaccesibles a los mercados y los centros principales del mundo moderno. La producción industrial, por su parte, hizo redundantes numerosas profesiones campesinas y el creciente sistema educativo enseñaba no solo el idioma de la cultura dominante sino también sus valores, entre ellos el patriotismo. A la altura de 1914, Francia finalmente era «La Patrie» de hecho, y no solo en nombre.
En la presente obra, en su decimoquinta edición actualizada en cuanto al estudio preliminar y el formato de presentación, se exponen, con admirable lógica y claridad, los principios y fundamentos esenciales de la ciencia económica, encuadrada en una teoría general de la acción humana o praxeología. Sobre esta base, y siguiendo una metodología apriorístico-deductiva en la línea de la concepción subjetivista típica de la Escuela Austriaca, se analizan también las principales cuestiones de la Economía y de la Política Económica de nuestro tiempo. El cálculo económico y monetario, el funcionamiento del mercado y la formación de los precios, el dinero, el interés y el crédito, los ciclos económicos, la crucial función del empresario y de los factores de producción, especialmente el capital y el trabajo, el papel del gobierno en la economía, el intervencionismo, la manipulación del dinero y el crédito, la fiscalidad, la imposibilidad del cálculo económico en el socialismo, el sindicalismo, el corporativismo, la economía de guerra, así como el lugar que la Economía ocupa en el sistema de las ciencias y en la sociedad, etc., son los principales temas que conforman esta obra magistral, formidable construcción teórica realizada -en palabras del principal discípulo de Mises, el Premio Nobel Friedrich A. Hayek- por “uno de los grandes pensadores de nuestro tiempo”.
Publicada en 2009, la obra de David Marsland se sitúa en un contexto de crisis financiera global, explorando las raíces de la quiebra empresarial. Su tesis central argumenta que la falta de ética y la avaricia en los negocios son factores clave que conducen al colapso económico. La estructura del libro combina análisis de casos, teorías económicas y reflexiones sobre la responsabilidad social. Temas como la corrupción, la gestión empresarial y la moralidad en el capitalismo son recurrentes. Esta obra es relevante por su crítica a las prácticas financieras contemporáneas y su llamado a una reforma ética en el ámbito empresarial.