En 1953, Robert Nisbet explora cómo las transformaciones sociales afectan la estructura y la cohesión de las comunidades. Motivado por la creciente alienación en la sociedad moderna, argumenta que el cambio social puede desestabilizar las tradiciones y vínculos comunitarios. A través de un análisis crítico, enfatiza la importancia de las instituciones sociales y su papel en el mantenimiento del orden y la identidad en un mundo en constante evolución.