Publicado en 1913, en la Alemania guillermina y en pleno debate sobre el espíritu del capitalismo, el autor indaga en la formación histórica y cultural del “hombre económico moderno”. Sostiene que el burgués se define por rasgos como racionalismo, cálculo, disciplina, afán de lucro y voluntad de expansión, moldeados por tradiciones religiosas, jurídicas y urbanas europeas. La obra se organiza en secciones que rastrean orígenes espirituales, valores morales y estilos de vida, para luego analizar sus manifestaciones en la economía, la política y las artes. Entre sus temas destacan ascetismo y hedonismo, ética del trabajo, lujo y consumo. Su relevancia radica en ofrecer una genealogía cultural del capitalismo, influyendo en la sociología económica y la historia intelectual del siglo XX.