A través de un análisis meticuloso, Weber argumenta que la ética protestante, especialmente la calvinista, con su énfasis en la disciplina, el trabajo duro y la frugalidad, creó un terreno fértil para el florecimiento del capitalismo. Esta obra pionera no solo explora la relación entre religión y economía, sino que también desafía nuestra comprensión de cómo los valores culturales y las ideologías pueden dar forma a sistemas económicos enteros, haciendo de este libro un texto fundamental en sociología, economía e historia.