Publicada en 1899, la obra de Félix Sardà surge en un contexto de creciente liberalismo en Europa y América Latina. Sardà critica la ideología liberal, argumentando que promueve la decadencia moral y social. Su tesis central sostiene que el liberalismo es incompatible con la verdadera fe católica y la moral cristiana. La estructura del texto combina análisis histórico, filosófico y teológico, abordando temas como la libertad, la propiedad y la justicia social. La relevancia de la obra radica en su defensa del catolicismo frente a las corrientes liberales, influyendo en el pensamiento conservador de la época.