Con un nuevo epílogo del autor, este análisis clásico de la sociedad capitalista liberal occidental sostiene que el capitalismo, y la cultura que crea, alberga las semillas de su propia caída al generar en las personas exitosas una necesidad de gratificación personal, una necesidad que corroe la ética laboral que las condujo al éxito. Con el fin de la Guerra Fría y el surgimiento de un nuevo orden mundial, este provocador manifiesto cobra más relevancia que nunca.