Dedico esta Teoría Pura de la República, y la filosofía de su acción constituyente, a las personas dignas y valerosas que encuentren en las ideas, experiencias, sentimientos y acciones que la han edificado, las fuentes de energía moral e intelectual que necesita el moderno humanismo para encaminarse hacia la democracia. Especialmente, a los europeos que ponen y exponen la integridad de su ser en la causa de la libertad política, contra las partidocracias, participando en movimientos de ciudadanos lúcidos, decididos a implantar en su país la República Constitucional.