Publicada en 1979, esta obra surge en un momento de creciente cuestionamiento al marxismo académico en Occidente. El autor plantea que las concepciones tradicionales de clase basadas en el modo de producción son teóricamente débiles, ya que subestiman el papel activo de los actores sociales. En su lugar propone centrar el análisis en el «cierre social», un concepto inspirado en Weber que entiende como la estrategia de grupos para restringir el acceso a recursos. Distingue entre «cierre excluyente» (los privilegiados crean barreras) y «cierre usurpatorio» (los subordinados buscan incorporarse). La estructura se articula en torno a esta tipología y a una redefinición de clase según estrategias colectivas. Su importancia radica en ofrecer una alternativa moderna al análisis marxista, más enfocada en agencia y conflicto social actual.