Publicado en 1990 (edición ampliada en 1992), aparece en pleno auge de la sociología histórica comparada y los debates sobre construcción estatal. El autor sostiene que los Estados europeos surgieron de la interacción entre coerción (guerra, ejércitos, fiscalidad forzada) y capital (comercio, crédito, burguesías), generando trayectorias distintas según el peso relativo de ambos factores. Organizado en capítulos comparativos y cronológicos, analiza casos como Inglaterra, Francia, Países Bajos o Prusia, y distingue modelos “intensivos en coerción” frente a “intensivos en capital”. Aborda temas como la extracción fiscal, la burocratización, la guerra como empresa y la negociación con élites económicas. Su relevancia radica en ofrecer un marco explicativo seminal para entender la formación del Estado moderno y sus legados institucionales.