Publicado en 1995 en Londres por Duckworth, aparece en el apogeo del ecologismo de los noventa, cuando crece el debate sobre límites ambientales y desarrollo. Su autor, economista de formación oxoniense, cuestiona la visión apocalíptica de ciertos movimientos verdes y sostiene que la apuesta por lo local y lo reducido ignora la necesidad de un crecimiento económico responsable. Estructurado en ocho ensayos independientes, explora mitos como la obsolescencia programada, la escasez artificial y el decrecimiento, y aboga por valorar correctamente los recursos naturales y aplicar políticas pragmáticas. Disponible en universidades y foros políticos, se consolidó como texto clave de la economía ecológica crítica al radicalismo impermeable.