Publicado en 1977 (traducción al español posterior), surge en plena crítica a la tecnocracia, el Estado del bienestar y la “cultura terapéutica” de la posguerra. El autor sostiene que la familia moderna, convertida en refugio emocional, ha sido desposeída de su función socializadora por expertos, burócratas y psicólogos, lo que la vuelve frágil y dependiente. La obra se organiza en capítulos históricos y sociológicos sobre la evolución del hogar, la profesionalización del cuidado, la escolarización y la medicalización de la vida cotidiana. Sus temas centrales son la autoridad parental, la autonomía moral y la colonización de la intimidad por instituciones externas. Fue decisiva para reabrir el debate sobre familia, comunidad y responsabilidad individual en las ciencias sociales contemporáneas.