Publicado en 1919 en un contexto de debates posbélicos sobre expansión estatal, un economista y sociólogo austríaco propone que el imperialismo no surge de causas económicas sino de impulsos irracionales y atávicos. Define esta actitud como la disposición de un Estado a expandirse por la fuerza sin límites asignados, motivada por un afán de conquista más que por beneficios materiales. Presentada como un ensayo breve, la obra examina las raíces psicológicas del impulso bélico, analiza ejemplos históricos y contrapone su visión a las explicaciones marxistas que ligan el imperialismo al capitalismo. Su enfoque pionero introdujo una perspectiva sociológica al estudio de la dominación internacional y sentó las bases de posteriores investigaciones en relaciones internacionales.