Las ideas expuestas en estas páginas maduraron en la mente del autor durante los primeros años del comunismo constructivo en Petrogrado. El gobierno comunista, embriagado por sus éxitos en la contrarrevolución, había prometido ocuparse rápidamente de todos los problemas económicos ahora que tenía las manos libres para hacerlo. Fue en este momento de sus mayores triunfos cuando el autor planteó su tesis de que el sistema del comunismo marxiano, tal como se concebía entonces, era intrínsecamente insano y debía derrumbarse inevitablemente.
En Los fundamentos histórico-espirituales del parlamentarismo en su situación actual (2.ª ed. de 1926), Carl Schmitt efectúa la reconstrucción del tipo ideal de la institución parlamentaria para, a renglón seguido, declarar irremediablemente extintos los supuestos estructurales que hicieron posible su emergencia histórica. La crisis del Parlamento se presenta como una crisis de la discusión, de la publicidad crítica y de la independencia y capacidad moral del diputado para encontrar la verdad, y desde ella elaborar la ley justa, impuesta por la nueva realidad social pluralista y democrática. Se trata de la negación de la atmósfera intelectual que había presidido toda una época, y ante la que, como enseña Ellen Kennedy, en plena convulsión de Weimar urgirá dar respuesta. Para Schmitt sólo el presidente del Reich será el pouvoir neutre, llamado a operar como defensor de una Constitución (der Hüter der Verfassung) entendida como bastante más que un simple documento jurídico, frente a las amenazas de unos partidos incompatibles con la idea de unidad que informa al Estado. ¿Qué validez tiene hoy esta crítica?, se pregunta Manuel Aragón en el estudio que precede a la obra. En esta nueva edición del clásico de Schmitt se añade los textos de Thoma que en defensa de la democracia de Weimar, argumentaban que los conceptos políticos del autor renano tenían mucho de auto-creación incompatible con el paradigma que sostenía al régimen constitucional implantado en Alemania en 1919 y abrían camino a algo que resultó ser el nacional-socialismo.
La novela clásica de Gore Vidal sobre Aaron Burr, el hombre que mató a Alexander Hamilton En 1804, el coronel Aaron Burr, vicepresidente de los Estados Unidos, mató a Alexander Hamilton en un duelo. Tres años más tarde, por orden del Presidente Thomas Jefferson, fue juzgado por traición: por conspirar para desmembrar los Estados Unidos.Gore Vidal, recorriendo iconoclasta la historia de los Estados Unidos, echa por tierra, en esta novela histórica de la vida de Burr, la noción común y despreocupada que se tiene de este hombre como un canalla y un aventurero. En su lugar, aparece como uno más de la «hueste de espíritus selectos» obligados a vivir entre gente tosca, materialista e hipócrita, entre ellos Jefferson y Hamilton. Este último aparece como un «parvenu» de las Indias Occidentales sediento de poder y el primero como un tirano semianalfabeto propietario de esclavos. La política americana, sugiere Vidal, tenía una inclinación por lo vulgar. Burr es una novela sobre la traición, tanto la particular como la general. Porque, se pregunta Vidal, ¿qué pertenece realmente a quién? ¿Qué pertenece propiamente a la Constitución, a la nación, a la familia e incluso, curiosamente, a los novelistas y a los historiadores?
Uno de los escritores más populares y prolíficos durante la época victoriana, Samuel Smiles (1812-1904) enfatizó la responsabilidad individual en la búsqueda de la mejora personal y social. Este libro, ampliamente traducido y publicado por primera vez en 1859, vendió 20.000 copias en su primer año y más de un cuarto de millón en 1905.Utilizando cientos de ejemplos biográficos, Smiles defiende las virtudes del trabajo duro, la perseverancia y el carácter para lograr el éxito. Descubrirás historias reales de científicos, hombres de estado, inventores, empresarios y productores de hu-milde origen que supieron vencer las dificultades para alcanzar el éxito, dejando una huella imborrable en la his-toria de la humanidad.
Publicado en 2019 por Unión Editorial como volumen 59 de la Nueva Biblioteca de la Libertad, surge en el contexto de la expansión del sector de seguridad privada y los debates sobre privatización en Europa contemporánea. Argumenta que los servicios de defensa y seguridad, tradicionalmente monopólicos del Estado, podrían ofrecerse más eficientemente mediante el libre mercado, aplicando conceptos de subjetivismo, marginalismo y cálculo económico. Se estructura en prefacio, introducción, nueve capítulos y anexos, donde examina la praxeología de la guerra, la teoría del valor, los bienes públicos, el monopolio estatal y el análisis ético, para concluir con una prospectiva hacia el anarcocapitalismo. Su propuesta de la Escuela Austriaca replantea el monopolio de la violencia y ha influido en estudios sobre agencias privadas de seguridad y en la teoría política de la anarquía moderna.
El Tratado y discurso sobre la moneda de vellón, publicado en 1609, está considerada una obra precursora de la economía liberal y al autor le supuso la persecución por parte de las autoridades españolas. En ella, De Mariana defiende la propiedad privada y la necesidad de que el rey cuente con el consentimiento del pueblo para exigir impuestos. Asimismo, denuncia una práctica habitual en la época y que la Casa de Austria utilizó reiteradamente para aumentar los ingresos del Estado: reducir el contenido de metal noble en las monedas. En este caso, el de las monedas de vellón, que estaban hechas de una aleación de plata y cobre. Con gran perspicacia, De Mariana se dio cuenta de que la disminución de la proporción de plata aumentaba el número de monedas en circulación y hacía que los precios se incrementaran. En este tratado, De Mariana advierte que eso es una forma oculta de impuesto y, por lo tanto, considera que es necesario que cuente con la aprobación del pueblo, aunque ni siquiera así se podría estimar juiciosa: «este arbitrio nuevo de la moneda de vellón, que si se hace sin acuerdo del reino es ilícito y malo, si con él, lo tengo por errado y en muchas maneras perjudicial». En tiempos de Juan de Mariana la ciencia económica estaba poco desarrollada y no existían los términos que hoy utilizamos a diario. Pero su percepción de la inflación, la lucha contra ésta por medio de unos presupuestos equilibrados que limitaran el gasto de la casa real y de una administración más eficiente, hacen de él un lúcido precursor de las grandes ideas del liberalismo económico contemporáneo.