Publicada en 1921 en español, la obra surge en plena consolidación del georgismo, un pensamiento económico impulsado por su autor en el siglo XIX. Propone que, si bien cada individuo debería poseer lo que crea, los recursos naturales —particularmente la tierra— pertenecen a todos. Sostiene que la sociedad debería recaudar mediante un impuesto único sobre el valor de la tierra no mejorada, en lugar de gravar el capital o el trabajo. Su estructura está basada en ensayos que exponen esta lógica, justificando tanto las raíces morales de la idea como su viabilidad política. Su relevancia reside en haber impulsado debates sobre justicia social, fiscalidad y uso eficiente de los recursos, con influencia duradera en movimientos reformistas y políticas tributarias.